La noche más oscura y sentida de la Ilustración

Escrito por Carlos Illán-21DEhoy agenCYA. Fotos y vídeo: Marian.G - 21 de mayo de 2017, domingo

El novedoso teatro sensorial en la sala de exposiciones de la Muralla Bizantina trasladó al siglo XVIII a numerosos ciudadanos, que ‘trabajaron’ entre sensaciones para levantar la muralla de Carlos III.


El vídeo adjunto ofrece una muestra de cómo se desarrolló el teatro sensorial ‘Siente la Ilustración’, pero es una visión exterior, que en poco o nada se parece a la experiencia que, durante algo menos de media hora, experimentaron aquellos que aceptaron la invitación de Rocío González, creadora de este espectáculo junto a Javier Pérez Garrido, para viajar en el tiempo y trasladarse al año 1878. Desde ‘dentro’, con los ojos tapados por un antifaz, fue otra historia.

Javier Pérez Garrido, Raquel González, Cristina Sánchez y Rocío González, un cuarteto para los sentidos


No disponer del sentido de la vista multiplica los restantes, aunque lo primero para sus protagonistas fue situarse en un espacio que no ves. “¡El Curioso, ha salido el curioso!”, se escuchaba en relación a un periódico algunos de cuyos ejemplares caían en manos de los asistenes. “¿Lo tengo delante al derecho o al revés?”!. Primera duda que ya refleja que estamos en un mundo desconocido. Se siguen escuchando frases y el oído trata de estructura unos y otros sonidos, pues en un primer momento se siente uno estar en plena vorágine.



El olor de una fragancia (olfato), el sabor de un limón o de un dulce de coco (el gusto), beber algo desconocido, moverte con el temor a chocar con algo o alguien… Hay un reto interno constante. Encima, resulta que este viaje en el tiempo te sitúa en plenas obras de construcción de la muralla de Carlos III, con lo que hay que coger capazos de piedras, trasladarlas y colocarlas con el recurso del tacto. Sin saber cómo, la muralla se ha construido y una fiesta celebra ese momento. Un minueto y a bailar con (desconocida) compañía.



Llega el final. Antifaces fuera. Te das cuenta de que estás en una sala. Lo sabías, pero la amena experiencia que has vivido te lo había hecho casi olvidar. Estabas en otro mundo dentro de la noche más oscura de la Cartagena museística.

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