¡Salve a los héroes de Roma!

Escrito por Carlos Illán - Fotos: Pedro Valeros y Marian.G - 23 de septiembre de 2017, sábado

Qart-Hadast ya es historia… ¡ha surgido Carthago Nova!. La ley romana ha sido proclamada en un acto que ha sucedido a la entrega de distinciones y la liberación de rehenes tras la toma de la ciudad. Un desfile de las legiones por las calles del casco antiguo celebró la conquista.

 


Ha termiando la gran batalla y Escipión ya tiene en su poder la espada de rendición entrega por Magón Giscón. La ciudad ha sido arrasada por los vencedores. Es el principio de una nueva época, pues ahí surgirá Carthago Nova. El foco de atención se traslada al escenario del puerto de Cartagena. Allí, Escipión decide el destino de los diez mil prisioneros. Los habitantes de estas tierras serán libres y los artesanos pasarán a ser esclavos de Roma, mientras que los guerreros púnicos capturas serán atados a los carros que irán a tierras transalpinas.

Entonces llega el acto principal del grupo Rehenes de Carthago de cada año. La princesa Iria, hija del rey Cástulo y prometida de Alusio, es apartada del resto de rehenes y, por su gran belleza, llevada ante Escipión. Ella se rebela por ir de manos de un capturador a otro. Sin embargo, el conquistador responde: “No sois prisioneros míos, sino de mis enemigos, por lo que no os puedo dar lo que ya tenéis”, dice en un acto de nobleza que representa el inicio de las alianzas de Roma con tribus de Iberia.

Escipión (Husaí de León) luce ahora en sus representación. Esta vez, a diferencia de la batalla, no hay problemas con el micrófono que se le ha colocado. Segunda parte. Es la disputa por la corona mural, aquella que Roma entrega al primer militar que cruzaba los muros de una ciudad conquistada. Quinto Trebelio (de la legión IV) y Sexto Digicio ( de Legio II Navalis) afirman ser los justos destinatarios. El desenlace es que en esta tierra, por vez primera, se entregaron dos coronas murales. Antes de salir las legiones, el almirante Cayo Lelio también es objeto de un reconocimiento a su labor en el asalto.

Tercer foco de atención. El escenario se traslada a la fachada del Palacio Consistorial para proclamar la ley romana e izar la bandera. No es posible porque se ha atascado, pero ya estaba elevada, con lo que los generales simbolizan el momento levantando sus gladios. Después comenzará la marcha de los triunfadores con el gran desfile del Senado. “¡Salve a los héroes de Roma!”


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