Las plegarias y los cantes acompañan a la Piedad en la primera noche marraja

Escrito por Rocío González. Fotos: Pedro Valeros. 27 de marzo de 2018, martes.

La Virgen de la Piedad no se sintió ni un minuto sola durante la primera procesión marraja del año. Las plegarias de los cientos de fieles que la acompañaban y las saetas que se le cantaron durante el recorrido la arroparon durante una procesión en la que destacó el ritmo ligero de los cofrades.


Si ya de por sí la Virgen fue recibida en la calle con los aplausos del público, estos no cesaron a cada paso que daba. Como novedad, este año la imagen lucía restaurada su corona. Una corona que le regalaron los cartageneros en el año 1963 a través de una cuestación popular.

Tres fueron los lugares escogidos para entonarle a la Virgen saetas. El primero, en Capitanía. Allí, tanto espectadores como procesionistas pudieron disfrutar de la saeta que Marta González le cantó. Más adelante, en la puerta de la basílica de la Caridad, la onubense Ana de Caro expresó en sus cantes todo lo que sentía al cantar ante la Virgen aquella noche. La última y una de las más emotivas fue la de Jesús León, desde la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, ya en su recogida, instantes previos de que un reguero de fieles entonara la salve.

La popularidad de esta procesión, cargada de símbolos, como el tradicional ramo de 'rosas negras' que los portapasos de la virgen ofrecen a la Caridad desde el año 1947, hizo que fuera difícil encontrar un buen sitio para ver pasar el cortejo. Había quien, incluso sabiendo que la procesión salía a las nueve de la noche, llevaba guardando sitio desde un par de horas antes, sobre todo si pretendía ver la salida de la Virgen por la rampa de Santa María.

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