¿Es posible celebrar corridas de toros sin sangre ni agonía del animal?

El ponente (izquierda del lector) con el periodista Miguel Massotti

Julio Fernández Sanz, doctor en Veterinaria, expone, durante la celebración de las sextas jornadas científicas 'Producción animal: el toro bravo', un estudio que recoge unas nuevas banderillas, puyas y espada que evitarían esas dos circunstancias que alejan al tradición taurina de la sociedad actual.


El salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica del paseo de Alfonso XIII de Cartagena acogió ayer la primera de las dos jornadas científicas que giran en torno al toro bravo, en una iniciativa bianual que organizan Foro Taurino Cultural de Cartagena y Comarca y la Universidad Politécnica de Cartagena.

Adolfo Falagán, catedrático de Producción Animal de la ETSIA (UPCT), fue el encargado de presentar unas jornadas cuya apertura tuvo lugar tras las palabras de Francisco Vera, presidente del Toro Taurino. A continuación, el ciclo conferencias fue inaugurado por el rector de la UPCT, Alejandro Díaz. El primer ponente fue el senador Francisco Bernabé, senador y director general del Instituto de Turismo, habló del turismo taurino que se produce hacia diversas localidades cuando se celebran grandes eventos.

Después, Ana Belén Álvarez, presidenta de la plaza de toros de Granada, habló de 'El toro de lidia, un atleta de élite', con participación del veterinario Andrés García. Tras una pausa, el periodista Miguel Massotti, jefe de asuntos taurinos en Onda Regional, presentó a Julio Fernández Sanz, doctor en Veterinaria, quien habló sobre 'Evolución e innovación en la lidia'.



Fue una exposición de gran interés. Comenzó dando a conocer, de forma ágil y con apoyo gráfico, del origen y evolución de la fiesta taurina en España desde el siglo XVIII al XXI y cómo fueron surgieron los diferentes protagonistas de la lidia, además de los parámetros legales en los que se han ido desenvolviendo.

Después se centró en el futuro. Miguel Massotti, en la presentación, incidió en que la sangre y la agonía del toro son los elementos de la lidia que más repelen entre las nuevas generaciones y la posibilidad de encontrar una solución que adapte la misma al siglo XXI.

Julio Fernández Sanz dio a conocer el estudio científico que ha elaborado con el biólogo Fernando Gil Cabrera: "La tauromaquia tendrá sentido si sale de su estancamiento y se adapta a la sociedad actual", proclamó, antes de dar a conocer las 31 medidas que proponen.

Aclaró que un toro pierde en la lidia menos sangre que cualquier humano (lo ha ratificado con unos 700 toros bravos estudiados) que acude a una donación voluntaria habitual, pero que esa imagen produce un enorme rechazo. La cantidad es pequeña y podría suprimirse, considera, pero en el cómo está lo novedoso. El veterinario propone una puya finalizada en cuatro aristas que sólo produjera un corte en la piel del animal, unas banderillas más estrechas y una espada con una hoja de 88 centímetros más afilada (el actual sólo abarca 15 ó 20 centímetros), más ancha y con una punta de cuchara para resbalar entre las costillas y producir la muerte en un tiempo más corto. "La hemorragia no beneficia a la lidia", asegura, apuntando que no es cierto lo que se dice de que la pérdida de sangre causa la templanza del animal.



El objetivo es una plena adaptación de la lidia a los tiempos actuales, lo que considera que afecta a los objetos nombrados y a otros como el peto, la normativa y hasta el diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Fue una lástima que entre los asistentes no se encontrasen toreros, picadores o novilleros para conocer su opinión sobre esta medidas. Al parecer, los matadores son reacios, pero también en su día lo fueron los picadores cuando les obligaron a colocar el peto protector a los caballos. "El estudio pretende que el toro recupere el protagonismo y aumente el espectáculo", aseveró. La jornada la cerró una mesa redonda sobre las distintas ponencias ofrecidas.