Rastreadores en internet
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- Escrito por PB. 2 de junio de 2020, martes
La información ha sido un elemento muy valioso a lo largo de la historia, pero en la era de la comunicación ésta se ha convertido en una de las piezas claves en el funcionamiento de la red, llegando a utilizarse (en muchos casos sin que el usuario fuese consciente) como moneda de cambio para poder hacer uso de determinados servicios o plataformas digitales. Así es: todo lo que hacemos en internet queda registrado. Pero no solo eso, sino que, en la mayoría de los casos, se comercia con ello. Te suenan las cookies, ¿verdad? Seguramente te aparezcan varias veces al día en pequeñas ventanas emergentes a medida que vas navegando por diferentes páginas webs. Y lo más probable es que ignores la información de esa ventanita y aceptes el uso de estos archivos con tal de que te dejen navegar tranquilo. Al fin y al cabo ¿quién tiene tiempo de leer todos esos términos y todas esas condiciones tan largas y tan aburridas?
Pues bien, debes saber que esas cookies son archivos utilizados para rastrear individuos. Por un lado, ayudan a mantener internet en funcionamiento (te mantienen conectado a determinadas páginas webs, mantienen tu carrito de la compra virtual lleno, etc.). Pero — y aquí pueden empezar los inconvenientes— esos mismos archivos también sirven para indicar a las agencias publicitarias o departamentos de marketing de empresas el contenido con el que vienes interactuando: desde el tiempo que te tomas en unos u otros sitios o la frecuencia de tus visitas, hasta tus reacciones.
Esto, por supuesto, es una información increíblemente valiosa para compañías que quieran venderte productos similares a los que, en atención a tus búsquedas, parecen interesarte. Esas cookies pueden, por tanto, venderse a terceros, y estos comenzaran a promocionar productos parecidos a los que has buscado anteriormente en un proceso llamado “remarketing”. En algunos casos, la cantidad y el tiempo de aparición de los anuncios que nos aparecen puede estar limitada (ya sea porque nos hemos tomado el tiempo de fijarlo como preferencia, si es que esto se permite, o porque el anunciante ha establecido un límite). En otros, en cambio, el bombardeo puede ser indiscriminado.
Algunas plataformas como Facebook o Google, que han recolectado mucha información de muchos individuos a lo largo de los últimos años, incluso han creado listas de audiencias para proporcionar a los anunciantes nuevos mercados golosos en los que poder lanzar sus promociones. Estas listas pueden llegar a ser muy específicas, y no están claros los límites en cuanto a cuáles de nuestros datos se tienen en cuenta para crearlas, ni a los mecanismos para poder salir de ellas.
Habrá ocasiones en las que hayamos buscado algo que realmente necesitemos y los anuncios que nos aparezcan nos aporten diferentes alternativas que nos ayudaran a tomar decisiones más informadas. Pero este no será siempre el caso. Algunas de las búsquedas que hacemos en internet pueden estar motivadas por situaciones traumáticas, miedos, inseguridades, o incluso trastornos. Y tener presente esa información de manera habitual puede ser incómodo y perjudicial.
Tras una serie de escándalos, Facebook, por ejemplo, ha establecido en su política de datos que no se pueda “targetizar” a nadie en atención a su historial clínico o tener en cuenta esa información para fines comerciales. También excluyen promociones como anuncios del tipo “antes y después” cuando los resultados que aparezcan en éstos sean poco creíbles, u otros que traten de generar un efecto negativo en la autoestima del consumidor para venderle productos relacionados con dietas o salud.
Pero, en palabras de Harold Li, vicepresidente de ExpressVPN: “Aunque la actitud haya cambiado debido a sanciones, el problema principal sigue ahí—Facebook no desea admitir su largo historial de rastreo de datos que violan la privacidad de sus usuarios, Mark Zuckerberg puede hacer oídos sordos a los errores de su compañía, pero los usuarios saben que Facebook tiene responsabilidad por sus relajadas políticas de privacidad.”
Pocas plataformas establecen este tipo de restricciones, e incluso las que lo hacen imponen límites muy genéricos y en ocasiones difusos que no tiene en cuenta las circunstancias personales del usuario.
Por ello, siempre se recomienda tomar medidas para eliminar este tipo de rastreadores y, sobre todo, para evitar que se puedan relacionar con datos personales o con nuestra dirección IP.
Lo que buscamos en internet muestra tanto lo que nos interesa como los que nos preocupa, incluso en algunos casos puede poner de manifiesto información confidencial o sacar a luz secretos que no queremos ni tenemos por qué compartir. A través de sistemas de rastreo individual como las cookies, las promociones vinculadas con esas búsquedas pueden acompañarnos durante mucho tiempo, generando situaciones molestas, disgustos y, en algunos casos, llegar a poner en riesgo la salud mental de personas con patologías o trastornos graves. Por ello es muy importante comenzar a exigir una regulación profunda y exhaustiva en estos asuntos. Hasta que llegue, no nos queda otra si queremos evitar publicidad no deseada que tomarnos el tiempo de revisar las condiciones del uso de las cookies y la política de privacidad de las plataformas online que visitemos.
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