El año del coronavirus carga de vida las casas de campo
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- Escrito por Carlos Illán Ruiz - 21DEhoy agenCYA. 18 de agosto de 2020, martes
Las viviendas rurales se han convertido en una masiva alternativa para pasar el verano en muchas familias, siendo un factor generalizado dotarlas de piscinas desmontables para refrescarse frente al calor. La opción de largos viajes para las vacaciones se ha visto muy mermada este año por la pandemia del Covid-19. También ha sucedido algo similar con pasar ese tiempo en puntos turísticos de la península ibérica. Incluso, en las playas, el nivel de ocupación ha descendido. Sin embargo, también se registran opciones estiles al alza, como viajar al pueblo de la familia, alquilar casas rurales, los cámping y las autocaravanas, que resultan alternativas más relacionadas con la naturaleza y con menos riesgo de verse inmerso en aglomeraciones de gente que podría contagiar. Entre las nuevas tendencias hay una que se ha convertido en un gran éxito en nuestra comarca: las casas de campo.
Este 2020, las viviendas rurales se han convertido en una opción muy popularizada. Muchos son inmuebles utilizados como segunda residencia, principalmente tras haberlos recibido por herencia familiar. Lo habitual era un uso limitado años atrás, pero ahora proyectan una gran actividad en su interior.
Un factor muy generalizado es la instalación de piscinas desmontables, cuya compra se disparó durante junio (claramente en previsión), llegándose a agotar existencias en los establecimientos y a través de internet. Así, el refrescante baño es diario para muchas familias, algunas de las cuales se establecieron en el campo a principios de verano y desde ahí se desplazan a sus centros de trabajo o los realizan mediante la fórmula del tele-trabajo. Sucede en casos con hijos pequeños pero también, en alguna ocasión, de matrimonios jóvenes. “Después de la experiencia del confinamiento decidimos activar la casa de campo y que, caso de que vuelva una medida de ese tipo, tenerla como residencia, pues es mejor estar aquí que en el encierro de la ciudad. Luego dijimos de poner una piscina y ahora resulta que no pisamos la vivienda de Cartagena”, expone una pareja a este diario.
También las casas de campo se han convertido en puntos de encuentro para celebrar cumpleaños y otras fiestas infantiles, con hinchables incluidos, y para reuniones de grupos no amplios en torno a una barbacoa, la música y el baño.
Al parecer, en las ‘España vaciada’ está sucediendo algo similar y viviendas de pueblos que se están vaciando han vuelto a tener demanda, pues el Covid-19 se ha visto que es más urbano que rural.
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