El consumo de alimentos se estabiliza en los hogares españoles
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- Escrito por PB. 27 de mayo de 2020, miércoles

El aumento del consumo era generalizado, pero también más comedido en conceptos como el de platos preparados o pastas. Es más, había productos que registraban descensos en las compras, como el azúcar, el agua envasada, las bebidas espirituosos, los snacks y frutos secos o los cafés e infusiones. Eso también permite hablar de estabilización, si tomamos como referencia los hábitos previos a la crisis sanitaria.
Además, la compra de alimentos en tiendas tradicionales subió un 41,4% respecto a la misma semana del año anterior. Las realizadas online, eso sí, continuaban estando entre las opciones de mayor crecimiento, registrando un aumento del 78%.
Eran datos recogidos en el análisis de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
La preocupación por la seguridad
Al margen del comportamiento que han tenido los consumidores durante las medidas de aislamiento, que interesa analizar por diferentes motivos, ha preocupado la seguridad alimentaria. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) encargaba un estudio para detectar si envases de alimentos y productos de droguería a la venta en supermercados estaban contaminados con el SARS CoV-19. El informe revelaba una ausencia total de este nuevo coronavirus.
El estudio resultaba relevante ante la preocupación que han experimentado los consumidores por el contagio, pues los supermercados abarrotados que hemos llegado a ver en diferentes momentos de la crisis sanitaria se percibían como un foco de contagio.
En concreto, los productos estudiados por OCU fueron casi 70, entre los que se encontraban harinas, barras de pan, tabletas de chocolates, bolsas de patatas fritas, yogures, ensaladas, salmón ahumado y papel higiénico. Se centraron en productos que experimentaron un incremento de la demanda durante el confinamiento, que se dispensaron en bolsas individuales para evitar la contaminación cruzada y que se pusieron a la venta en diez supermercados de diferentes cadenas en Madrid, Barcelona, Vitoria y La Coruña.
Cabe señalar, además, que la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) descartó que los alimentos fueran un vehículo de transmisión de este tipo de virus. El riesgo emergente no se ha estudiado, por ser de reciente aparición, pero no se ha detectado ningún caso por ingestión. De hecho, se estima que la propia acidez de estómago o las sales biliares podrán ser suficientes para evitar la infección.
El trabajo de los laboratorios
Estudios como el de OCU, como tantos otros realizados estos días de crisis sanitaria y fuera de ella, se encargan a laboratorios independientes que tratan de garantizar la seguridad alimentaria. Y es que con un análisis de alimentos se recurre al mecanismo oficial necesario para evitar infecciones e intoxicaciones del consumidor final.
Los análisis son una garantía de control que previene problemas digestivos como intoxicaciones e infecciones, además de ejercer un control nutricional sobre la composición alimentaria que evite problemas relacionados con intolerancias. No solo se realizan por necesidad, sino por imperativo legal, y tanto en la industria alimentaria como el sectores de distribución que abarcan desde hoteles a panaderías, pasan por industrias cárnicas y otros.
Existen análisis de distintos tipos, pero implican la toma de muestras, la investigación de superficies y manipuladores y la materia prima, así como el producto. Las muestras se llevan a un laboratorio en el que se realiza un análisis exhaustivo, que puede ser microbiológico, para detectar microorganismos como la Salmonella; o físico-químico, que analiza la composición alimentaria y vela por su calidad (grado de acidez, nivel de calcio, grasas, vitaminas y proteínas, etc.).
Los cambios necesarios
Como vemos en los hábitos de consumo o en el incremento de medidas de seguridad, hay cambios que ha provocado el coronavirus que hablan de la necesidad de transformar urgentemente los sistemas alimentarios. Por ello abogan Nick Jacobs, Celia Nyssens y Nikolai Pushkareve, que son, respectivamente, el director del Grupo Internacional de Expertos en Alimentos Sostenibles, la experta en políticas agrícolas en la Plataforma Ambiental Paneuropea y el coordinador de políticas para sistemas de alimentos y prevención en la Alianza Europea de Salud Pública. Es un artículo recoge el portal europoe Euractiv, socio de la agencia de noticias EFE.
Sobre la capacidad para adaptarse a los cambios de los sistemas alimentarios se está debatiendo mucho desde el inicio de la crisis sanitaria. Las cuarentenas y cambios en la demanda en toda Europa han interrumpido las cadenas de suministro, pero los alimentos han seguido fluyendo por lo general. Para los expertos, eso no es una prueba de que el sistema alimentario sea sostenible.
De hecho, la ONU ya prevé que la hambruna se duplique durante la pandemia. Los sistemas alimentarios no funcionan bien para los agricultores, que siguen teniendo ingresos tan bajos como para protagonizar protestas. Además, en medio de la crisis sanitaria, los temporeros han tenido que vivir y desarrollar su trabajo en condiciones insalubres.
Los asesores científicos creen que continuar con las prácticas de siempre puede poner en peligro los recursos naturales, la salud, el clima y la economía. Si el sistema ha demostrado su resiliencia en el marco de la crisis, pese a sus deficiencias, habría que aprovechar la oportunidad para tomar nota e identificar elementos para la transición y la transformación a largo plazo.
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