Las preuvas ante la puerta del Arsenal alcanzan su primera ‘manita’ entre una multitud

Cientos de cartageneros volvieron a congregarse ante el gemelo del reloj de la Puerta del Sol para disfrutar de una animada fiesta que tuvo como punto culminante la toma de las doce uvas, una iniciativa que Josefa Muñoz Plazas recordaba a Cartagena de Hoy cómo surgió.



Vecinos de varias barriadas lucen los adornos que elaboraron de forma artesanal para esta ocasión, entre los que figura un sombrero réplica de la torre del Arsenal



La plaza del Rey ‘abarrotada’. Bastantes agentes de la Policía Local e, incluso, de la Policía Nacional. Es un despliegue propio de grandes manifestaciones y ésta ya lo es. Cuesta imaginarse que lo que ahora parece ‘una tradición de toda la vida’ no existiese en 2014, pues fue en el 30 de diciembre del año siguiente se estrenó ante la puerta del Arsenal.

“Mi hija nos comentó que en otros lugares se celebraban las preuvas y un grupo de amigos decidimos hacerlo también en Cartagena, pero en la plaza del Ayuntamiento no caló. Entonces, ya que el reloj del Arsenal es gemelo del que está instalado en la madrileña Puerta del Sol de Madrid, nos trasladamos a la calle Real y el éxito ha sido espectacular. Cada año viene más gente”, indicaba a este diario Josefa Muñoz Plazas, quien con Antonio Cegarra llevaron la tradicional tarta a la puerta del Arsenal para celebrar el nuevo año, y que estuvieron acompañados por Enrique y su singular sombrero. Fueron dos tartas de gominolas porque una se entregó al almirante de Acción Marítima, quien salió a la puerta a recibirlos.



Este capítulo tenía lugar mientras las felicitaciones entre los presentes se sucedían. Habían sonado las populares doce campanadas y el espíritu de fiesta se disparó, siendo esta vez enriquecido por el grupo coreográfico Renacer de la Barriada Virgen dela Caridad, actuando bajo los arcos de la emblemática fachada. Alegró que un año más, y a diferencia de los primeros, el tráfico se cortase en la calle Real durante el tramo de mayor festejación.


¿Cuánta gente estuvo? No es tan fácil calcularlo. Nos cuentan que se distribuyeron unas mil ochecientas bolsas de cotillón y vimos gente en los laterales de la plaza, pero también es cierto que llegado el momento de las campanadas la llegada masiva de más personas apretaba a los que estaban más próximos al reloj. Digamos que estaban los que cabían en la plaza y punto.



Sólo vimos al concejal Jesús Giménez Gallo. Aunque podemos estar equivocados y eran más, la sensación era de escasa presencia en comparación al pasado año. Así nos lo hizo saber un grupo de asistentes,. “¡¿Dónde están, los concejales dónde están?”, canturreaban, añadiendo que cómo se nota “que este año no hay elecciones. Es igual, aquí tampoco se les echa tanto de menos y donde tienen que estar es gobernando e intentando hacerlo bien”, expresaron.  

Novedad fue la música que estuvo sonando desde un escenario, que arrancó poco después de las diez de la noche. La concejalía decidió sustituir la charanga por la música enlatada y fueron diversas las reacciones. Digamos que, por las preguntas que efectuamos entre algunos asistentes, alrededor de la mitad echaba de menos la presencia física de una banda ("la presencia humana contagia") y la otra consideraba que así se atrae más a nuevas generaciones o le daba igual.