Añoranza a cuando el olor de los pulpicos sanantoneros invadía la villa

El castizo barrio cartagenero ha pasado en unos años de tener abundantes lugares donde saborear el pulpo cartagenero a ser muy escasos (unos cinco) los que actualmente ofrecen este popular producto. “Cada vez quedamos menos manteniendo esta tradición”, indicaba a este diario una hostelera.


A San Antón le falta algo. Es lo que se siente cuando se paseo estos días de sus fiestas patronales por sus calles. El olor a pulpo que hace un tiempo invadía todos los rincones apenas existe ahora. En las dos bajadas desde la iglesia por la calle Hermanos Pinzón se sitúan dos, mientras que otra está próxima, en la cantina del Casino. En la calle Recoletos, donde llegaron a tener barras exteriores tres bares, sólo queda uno. Otro punto está en El Paso de los Elefantes. Quizás haya alguno más, pero lo desconocemos. Una pena esta situación, que muchas justifican con la realidad social del barrio y el cierre de numerosos establecimientos, según nos comentan. 

En nuestra ruta también hemos observado las tradicionales planchas para su elaboración, aunque también hemos descubierto otras fórmulas o variantes, como el uso de la sartén para elaborar un manjar que, pese a esa situación de peligro, sigue siendo un placer saborear en San Antón.