El coronavirus sigue enterrando las fiestas populares

Una peña de Pozo Estrecho en sus festejos primaverales del pasado año

Pozo Estrecho, Los Belones, San Isidro, Lomas del Albujón, El Plan... No sólo las grandes fiestas nacionales y regionales están sufriendo el paso del Covid-19. También hay otras muchas en nuestro municipio mucho más humildes y familiares que está dejando a nuestros pueblos sin su gran punto de encuentro vecinal y a feriantes y cantantes sin su principal fuente de ingresos. La estela del virus también se está llevando por delante las jornadas culturales.

La Semana Santa pasó de largo por Cartagena, tanto en su ciudad como en las once localidades que también celebran cada año desfiles pasionarios. Los mismo sucedió con la celebración de las Cruces de Mayo en el área urbana y en muchos puntos del extrarradio. Han sido suspensiones que han afectado a buena parte de la población. El foco continúan apagándose en más celebraciones de nuestros pueblos, como bastante de las jornadas culturales del primer semestre del año y de las cada vez más habituales galas de elecciones de reinas, míster y damas.

Especial atención merecen las tradicionales fiestas patronales y populares, pues en muchas poblaciones es ahí donde más se reencuentran sus vecinos. La Palma tuvo que interrumpir sus esperados días en marzo. Fue la antesala de lo que está llegando después. El patrón de los agricultores se han quedado sin las celebraciones en Los Belones y en San Isidro previstas para mayo y junio. Pozo Estrecho se ha quedado sin la alegría de sus Fiestas de Primavera 'Campo, música y flores'. También ha caído este mes Lomas del Albujón y lo hará el 'Día de la patata' de La Puebla para principios de junio. Incluso, para ese mes ya están cancelados los recientemente recuperados festejos de El Plan, en Cartagena Norte.

Pese a la resignación, en algunos núcleos se quiere organizar algún pequeño acto simbólico, como en Lomas del Albujón donde han pedido permiso al Ayuntamiento para el 24 de mayo, día del patrón (La Ascensión del Señor), voltear las campanas de la iglesia y lanzar cohetes. En otros, hay una pequeña puerta a mantener el espíritu festero con algún baile o pequeña actividad para algún fin de semana de los próximos meses, apuntan desde Los Belones, aunque se ve complicado y se recuerda que se necesita siempre el beneplácito municipal. Lo mismo sucede con la posibilidad de organizar alguna jornada de convivencia en Pozo Estrecho.

Contar con un aforo máximo de 400 personas en actividades al aire libre es un hándicap para la realización de algunas con alta participación, como La Aljorra, El Albujón o Alumbres, que llegan cada año en época estival, mientras que no lo es para poblaciones con menos residentes, pero, por lo que hemos hablado con algunos organizadores, incluso así hay dudas de que se autoricen.

Otro problema es la falta de capacidad económica este año, pues el confinamiento ha generado que no se puedan celebran rifas y otros actos en los que se recauda dinero para la organización de las fiestas. Tampoco saben cuáles serían las ayudas municipales. Así, en La Aparecida han previsto reducir los habituales diez días de fiestas al domingo de la romería y cuatro días en la semana siguiente de septiembre, pero aún así es un reto conseguir esos fondos. Cabe recordar que los integrantes de las comisiones de fiestas llevan a cabo este trabajo de forma totalmente altruista y por vocación de servicio a su pueblo y a sus vecinos, por lo que no están dispuestos a embarcarse en gastos que luego se les podrían 'pegar a sus bolsillo'.

Ese mes también acoge un buen número de festejos populares en su primera quincena, como Los Dolores, donde aún no se tienen claras las perspectivas, al igual que sucede con la gran fiesta de Carthagineses y Romanos prevista para las dos últimas semanas.

Algunos organizadores de nuestros barrios y pueblos han comentado a Cartagena de Hoy que será clave la evolución del coronavirus, que la Región vaya pasando de fases y ver qué hacen otras comisiones de fiestas.  

El 'efecto dominó' de estas fiestas derriba otras economías, como las de los feriantes y la de cantantes y grupos musicales modestos que en estas celebraciones consiguen el principal capítulo de sus ingresos anuales.