“El mundo necesita padres y no amos”

La Salve Grande de la Cofradía California resaltó la figura de San José en una celebración diferente a lo tradicional, resaltó la labor apostólica que debe acompañar a los procesionistas encarnados y pidió a la Virgen del Primer Dolor por el fin de la pandemia. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)




La Salve Grande, el principal acto litúrgico californio de la cuaresma, ha regresado tras un año ausente por el coronavirus, pero, por el mismo motivo, ha sido un acto diferente a lo tradicional, aunque manteniendo su esencia. Las variaciones estuvieron en un aforo muy reducido y controlado de asistentes, además de prescindir del coro y concentrar el capítulo musical en la voz de un barítono y los sonidos que brotaban de un violín y del órgano de la iglesia de Santa María, marco de esta celebración.

Tras el breve recorrido entre la capilla california y el altar mayor del estandarte abriendo paso al capellán californio, Francisco de Asís Pagán, y a sus homónimos de las otras tres cofradías pasionarias cartageneras, además del párroco de Santa María, el cofrade Francisco de la Cerra se dirigió a la Virgen del Primer Dolor para explicarle el motivo por el que la iglesia no está rebosante de fieles en esta ocasión, “pero sabes que te llevamos presente en corazones y esperanzas”.



El primer acto fue la liturgia de la palabra con el Evangelio como protagonista, para a continuar iniciar la homilía el capellán californio, quien recordó que el Papa ha declarado 2021 como Año Jubilar de San José, el esposo de la Virgen María, cuya festividad se celebra este 19 de marzo. Francisco Asís Pagán resaltó su figura. “Deb emos vivir como San José con corazón de padre y siendo personas de acogida como hizo con María. El  mundo necesita padres y no amos”.



A los hermanos californios les pidió que ayudaran a las personas al encuentros de Cristo “como hicieron los apóstoles”. También se le pidió a la Virgen del Primer Dolor porque pronto acabe la pandemia. El capítulo petitorio también incluyó a los seres queridos “que han sido llamados por el Señor”. También se pidió a Dios y a María por los que sufren y por los necesitados, junto por “la humildad en la vocación de servicio de los hermanos procesionistas”.

También expresó que los cristianos “no somos más que nadie por tener fe, pero sí debe empujarnos a ser mejores” y lanzó un mensaje general de esperanza y salvación.