Un cuarto de siglo con la Fundación Marraja

La casa-hogar de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno cumple veinticinco años desde su constitución y actualmente tiene ocupadas todas sus plazas en la residencia del barrio universitario. En la imagen se observa a varios de sus residentes en el concierto ofrecido por la SAM La Soledad de Molinos Marfagones ofrecido en la parroquia del Sagrado Corazón (San Diego).


Nació en el seno marrajo, dentro de su labor social, y fue en el año 1996 cuando la Fundación Marraja quedó constituida ante notario, con lo que ahora se cumplen un cuarto de siglo desde entonces. Comenzó, entonces como centro de día, abarcando la acogida de ancianos del casco antiguo de la ciudad y actualmente sus fronteras van más allá, pues también tiene personas de otros lugares. En un primer momento estuvo ubicada en la calle del Duque y fue en junio de 2009 cuando se trasladaron a tres viviendas del Barrio Universitario, donde llevan a cabo una vida plena familiar con asistencia integral y todas las características de residencia de personas mayores. Ese lugar se denomina en la actualidad Casa-Hogar Virgen de la Soledad de los Pobres.  

La ‘quinta procesión marraja’, como también se identifica desde esa hermandad, ha tenido como presidentes a Gregorio Saura, Manuel Ponce y el actual, Pedro María Ferrández García.

La actividad de los residentes no se limita sólo al hogar, como se ha podido comprobar esta última Semana Santa con la presencia de varios de ellos en los conciertos de marchas procesionistas ofrecidos en las iglesias de Santo Domingo y de San Diego, donde disfrutaron mucho y, a la vez, sirven para reactivarle el ánimo después del complicadísimo año que han pasado con la pandemia. “Los residentes ya están vacunados desde enero y deseando recuperar algo de normalidad, y haber tenido la ocasión de escuchar las marchas procesionales les ha llenado de emoción estos días”, expresa a este diario Gema García, trabajadora social de esta casa-hogar cuyo paso de labor social no se detiene en los 365 días del año y que es un ejemplo más para mostrar que la labor de las cofradías cartageneras no se reduce a poner en la calle las procesiones.